lunes, 20 de julio de 2009

Artículo 3 - Cual es el gran desafío! Enseñar o Integrar TICs?

Seguramente todos los docentes, a pesar de la diversidad de aproximaciones que tengan con las tecnologías, comparten interrogantes e inquietudes acerca del tema.

Por lo general, la realidad es lo que nos marca el camino, hoy las TICs se han incorporado progresivamente a nuestra cotidianeidad. Esta realidad también se hace evidente en los ámbitos educativos y los docentes, de diferentes maneras, intentan hacerse cargo. En muchos casos esto genera preocupación, el educador siente la necesidad de adquirir nuevas habilidades tecnológicas y en muchas ocasiones teme no poder responder a una demanda cada vez más creciente.
Pero, probablemente lo más sencillo sea poder interactuar con los recursos tecnológicos, lo que representa el verdadero desafío, es revisar nuestras prácticas y procesos de enseñanza. Es bueno en estos contextos de cambios y transformaciones, repensar de nuestro rol y nuestro accionar.
Este video es muy ilustrativo de las contradicciones que se pueden producir en cuanto a metodología.




Basaré mis reflexiones en el capítulo 3 “La escuela inteligente”, David Perkins (1995)

El autor nos dice que toda reforma educativa debe estar enfocada en lo que se quiere enseñar (curriculum) y no en el método. A su entender, los educadores siempre están en búsqueda de un método que, a modo de solución rápida, les permita llevar a cabo el proceso de enseñar, no tienen en cuenta que se trata de una tarea más que compleja y que no puede ser reducida a la aplicación de un método en forma trivial.

En mi opinión, el éxito de nuestras prácticas no va a estar dado ni por el método, ni por la incorporación de TICs, sino por nuestras habilidades de atender a múltiples factores que intervienen en el proceso de enseñanza y aprendizaje, tratando siempre, de tener presente los objetivos que nos hemos fijado.

La inserción de tecnología y software educativo en las actividades áulicas no necesariamente van a generar cambios positivos. Según Marques P.(1), los beneficios o inconvenientes que puedan acarrear, dependerá de la adecuación al contexto educativo al que se aplique y de la manera en que el profesor organice su utilización. Por lo tanto, es muy importante antes de plantearnos la integración de recursos tecnológicos, reflexionar sobre nuestras prácticas, tener en claro que queremos enseñar para luego enfocarnos en cómo queremos enseñar. Seguramente, siguiendo este camino, va a surgir más naturalmente la integración que si nos imponemos su utilización por la mera necesidad de responder a una demanda o a una moda.

Perkins desarrolla en su libro una teoría, que según él es muy sencilla y elemental, la llama Teoría Uno, y afirma que la gente aprende más cuando tiene una oportunidad razonable y una motivación para hacerlo.

Es una concepción acerca de la buena enseñanza basada en el sentido común, información clara, práctica reflexiva, retroalimentación efectiva (consejos claros y precisos), fuerte motivación intrínseca y extrínseca (actividades interesantes, atractivas o que respondan a intereses de los alumnos).

La Teoría Uno se aplica de distintas maneras, según el programa que se aborda. En esta teoría subyacen tres modos de enseñar, la instrucción didáctica, el entrenamiento y la enseñanza socrática.

A continuación se describen brevemente:

La instrucción didáctica: La presentación de la información y textos por parte del docente debe ser clara, el alumno será participado de los objetivos de aprendizaje, se supervisarán los progresos teniendo en cuenta los objetivos y habrá motivación a partir de nociones previas e intereses de los alumnos.

Entrenamiento: Naturalmente, previo al desarrollo de esta etapa debe estar presente la instrucción didáctica, básicamente consiste en llevar a cabo una práctica efectiva, que será reflexiva y acompañada de aportes hechos por el docente, con claridad y con mecanismos de motivación.

Enseñanza socrática: El docente no provee gran cantidad de datos, orienta a los alumnos a investigar, les hace preguntas certeras y alentándolos a examinar la información de manera crítica, provee retroalimentación inmediata, incita a la participación y a la conversación, aprovecha la motivación intrínseca de los grandes temas y la estructura cooperativa-competitiva de las discusiones animadas.

La teoría Uno encierra una gran crítica a muchas prácticas educativas, Señala el autor que a partir muchos estudios surge que el docente desarrolla el proceso de explicación en forma vaga o incompleta, que los maestros no indagan lo suficiente como para comprobar el aprendizaje y la comprensión del alumno. Desarrolla como ejemplo las clases de historia, donde generalmente se promueve que los alumnos no ejerciten la inteligencia sino la memoria, en general se los indaga para que enumeren hechos y circunstancias pero no se les pide que reflexionen sobre esas situaciones o que establezcan conexiones con hechos contemporáneos, tampoco se promueve contextualizar otros hechos culturales de la época usando el conocimiento histórico como telón de fondo, donde, por ejemplo, el alumno debería leer y comprender obras literarias atendiendo al trasfondo histórico (alfabetismo cultural – E. D. Hirsch).

También analiza las clases de matemáticas, dice que en operaciones de cálculo generalmente se logran resultados aceptables pero no podría decirse lo mismo de la resolución de problemas matemáticos, donde está demostrado que el rendimiento es muy pobre, porque si bien es un área donde se proporciona mucha práctica, no se caracteriza por ser reflexiva. Otra característica es que tampoco hay claridad informativa, en general los maestros no les muestran a los alumnos los procesos mentales que intervienen en la solución de los problemas matemáticos. Como en el caso de las clases de historia, tampoco se ejercita la comprensión y el pensamiento creativo.

Un concepto que me pareció muy interesante es que la Teoría Uno no es un método de enseñanza sino más bien es un conjunto de principios que todo método válido debe satisfacer. Una buena enseñanza requiere métodos distintos para ocasiones distintas.

No todo es responsabilidad de los docentes, hay una realidad escolar (currículum abultado, número elevado de alumnos, etc.) que no favorece la aplicación de nuevas perspectivas pedagógicas. De todos modos es necesario que el maestro busque una concepción más rica y selectiva del método de enseñanza.

Si bien la Teoría Uno comparte principios conductistas, como suministrar información, organizar prácticas, ofrecer retroalimentación informativa y motivación, no debe interpretarse que es una práctica conductista, ya que también habla de promover procesos mentales, lo cual el conductismo prohíbe. De la misma manera es compatible con algunos aspectos del constructivismo, pero no concuerda con el énfasis que se pone en el alto grado de autonomía que debería desarrollar el alumno.

Entiendo que, si tenemos en cuenta el carácter descontextualizado de muchas prácticas educativas con respecto a los contextos reales, nos vamos a dar cuenta que en muchos casos la distancia está dada por la integración de TICs. Sostienen Allan Collins, John Seely Brown, James Greeno, L. Resnick y otros que el verdadero aprendizaje debe situarse en una cultura de necesidades y prácticas que ofrecen un contexto y una motivación a los conocimientos y habilidades aprendidos. Hoy las TICs. se nos imponen en todos los ámbitos, y es aquí donde la Teoría Uno podría ser un gran aporte para que los docentes repiensen sus prácticas pedagógicas hacia un aprendizaje situado en el contexto de la sociedad de la información y reformulen los contenidos a desarrollar teniendo en cuenta estas nuevas realidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario